Son las 17:00 horas del 28 de febrero. Estoy en la sala de espera de la Confederación Nacional de las Mujeres Campesinas Indígenas Originarias de Bolivia “Bartolina Sisa”, puede que el orden de los factores no sea el correcto, cuesta aprenderse las agrupaciones y movimientos sociales bolivianos, todos (a excepción de la COB, Central Obrera Boliviana), se obstinan en la longitud.
Me queda una entrevista antes de irme, una de las más importantes, no es porque haya historias que merezcan más atención, pero si hubo algo que investigué alguito antes de venirme acá fue a las Bartolinas. Por fin he conseguido una cita con su máxima dirigente-lideresa, la compañera Julia Ramos, terijeña de origen, militante de profesión, campesina de familia. Allí estoy a las 5 p.m, su comunicadora me había dicho que a las 5 o las 6 se liberaría y podría yo entrevistarla. Ok, allí llego, en la escalera me encuentro a Kaipi, la enfermera kallawalla que trabaja en el Viceministerio de Descolonización que ya entrevisté al principio de esta andadura. Con ella suben otras cuantas mujeres más. Llego a la sala y la Julia, sentada con una pierna en alto, está reunida-rodeada de mujeres que se van sentando, “y va para largo, mejor que le hables ahorita”. Me acerco, me agacho, Julia, habíamos quedado… bablabla… “Ay, compañera… sí, ahora tengo reunión, aguantame no más…”
Te aguanto, te aguanto, mañana me voy así que te aguanto lo que haya que aguantarte. Escribo esto a las 19:30 desde la sala de espera. He salido y entrado del edificio varias veces, y aunque cada vez hay menos mujeres en la reunión ahí siguen hablando. Me gustaría entrar y escucharlas, me encantaría, pero no me invitaron y no me atrevo a pedirlo, y a estas horas con la reunión –espero que acabando- me parece feo entrar y decir hola, soy una gringa curiosa que querría quedarse y escucharlas mientras hablan incluso de qué tipo de pollo se servirá nosequé día.
Así que aquí espero, fuera, pero con un par de ellas a tiro de ojo. Me miran a ratos sin disimulo, supongo yo que por puro aburrimiento. Desde mi asiento oigo frases sueltas, nombres que me suenan CIDOB, CONAMAQ… AL parecer las Bartolinas andan preparando un encuentro para el 8 de marzo, y claro, CONAMAQ ya no forma parte del pacto de unidad, entonces…
“Ya es tarde, compañeras, hasta cuándo vamos a esperar?” [Eso digo yo también]
“Aquí nos están mamando!” [Uyyy, quiero entrar!! ]
“Las Bartolinas somos las bases!”
De repente alguna saca el tema de las coplas de carnaval, y es que el Evo se ha cantado unos versitos picarones y machistoides en estas fechas tan celebradas aquí. Por supuesto las de Mujeres Creando no se han hecho esperar y el lunes se recorrieron los ministerios del centro cantando una especie de contracoplas, y además presentaron una denuncia (no recuerdo bien qué alegaron). El caso es que las mujeres aquí reunidad (no todas cholas pero sí en su mayoría) empezaron a hablar de este asunto y no precisamente para disculpar al presidente, pero parece que sus palabras nunca saldrán de la sala. Una mujer muy mayor (luego me dijo que se llama Justina y que desconoce su edad siquiera aproximada), que debe de ser la abuela del país y puede que del mundo, se acerca a la puerta que me separará de ellas, me mira, me pide disculpas con un gesto y la cierra con lentitud. Hay cosas que las mujeres quieren seguir dejando para un mundo privado.
La reunion terminó a las 21:30 y entonces tuvimos la entrevista, la luz era lamentable en esa sala así que tuve que poner la ganancia de la cámara lo que significa más claridad pero grano a tope, qué horror!! En fin, mejor que nada.
La entrevista hablará por sí sola en el docu, sólo dire que valió la pena la espera y que al concluir, Doña Julia me regaló la su bufanda de las Bartolinas “para que fundes las Bartolinas en tu país”.
Aquí termino con infos que me reveló otra trabajadora del centro que me encontré en el autobus de vuelta a casa, cuando todo esto acabó: toquecito en el hombro “hola, ¿por fin le hiciste la entrevista?”. Sí, recién vengo de ahí. “Esta mujer no para nunca, lleva ahí en reuniones desde las 4 de la mañana, y ahora se tiene que ir a palacio a otra reunión. El Evo es tremendo, a toda hora andan reunidos.”
Y no digo más. No sé si se avanza mucho o poco, pero hartas horas le mete esta gente al proceso de cambio.
Aquí acaba la aventura boliviana, son las 10:35 a.m del 29 de febrero, se despide hasta la próxima
La mujer sin nevera.