Carnaval en El Alto, de pura casualidad

Subo a El Alto porque es la feria semanal, dicen que es la más grande de Latinoamérica y que aquí encuentras lo que quieras, todito.

Me doy un paseo, grabo y hago fotos (que me parecen) pintorescas, y de paseo intentando encontrar algo que se le parezca a una salida me topo con una celebración. Paso por delante de una gente que está sentada bajo un toldito rojo y rodeados de autos de los que aquí son movilidades públicas, de esos en los que caben unos doce y nunca van menos de 15, una vez llegué a contar 17.

Al fondo hay un escenario y andan con las pruebas de sonido. Llevo la cámara colgada del brazo, M.A se ha ido dejando aquí su 7D para mi gran alegría. Total que me llaman, ven, ven, acércate, sacanos una foto! Dale, claro, luego se la envío por email. Bueno, bueno.

Les saco unas fotos y me invitan a cerveza, empezamos a hablar y la cosa se va poniendo alegre, tienen varias cajas de Paceñas (la cerveza que más beben acá), no paran de llenarme el vaso, en un momento dado tengo uno en cada mano, me explican que es para que me case. También me explican, sobre todo la mamá (chola divertidísima), que su hijo es soltero y que se casará conmigo y empieza la ronda de presentaciones de todos mis futuros cuñados y cuñadas. La señora me agarra del cuello y me acerca a su pecho para hablarme, se está calentito ahí. Seguimos bebiendo y haciendo fotos, grabando, riendo… todos parecen encantados con la extranjera y me explican que esta celebración es de la asociación 10 de enero, vendedores de movilidades. Están chayando sus autos (una especie de bendición carnavaloide para que las ventas sigan bien).

Comienza la música y me sacan a bailar con ellos. Alrededor muchas caras de cuerpos quietos que me miran sin disimulo. El cantante lo dice: tenemos una extranjera, saludémosla! En fin, vergüencita mía, pero como ando ya medio pedo con tanta cerveza sin almorzar me río y sigo bailando. Los del grupo lanzan posters al auditorio, El último!, ¿quién quiere el último? Tiene que ser para ti, me dice una de mis cuñadas, ven, vamos, que te lo den a ti. Bueno, vale… nos acercamos. Ella le dice al cantante que me lo dé a mí, y él claro, aprovecha para que sea un punto del show. La extranjera que viene de Holanda quiere nuestro poster… ah, de España viene y se llevará nuestro recuerdo, pero después tiene que subir aquí y bailar con nosotros. Yo digo que no con el brazo, ayyy, que no, que no. Pero ¿qué te han hecho los bolivianos? En fin, que claro que no subo al escenario, pero el cachondeito sigue. Al rato le oigo que dice, miren cómo baila nuestra extanjera! ¿es soltera? Mi familia de acogida afirma y él, pues yo también soy soltero, a ver cómo lo arreglamos…

Lo mejor vino cuando mi futuro esposo se animó a hablarme más directamente, después de que toda la familia lo pusiera en el brete de presentarme como su futura esposa, venida de España.

El muchacho: ¿Tienes esposo?

Yo: no, no tengo.

El muchacho: entonces, ¿crees que podríamos relacionarnos?

Yo (tras enternecimiento total por palabras tales): Es que yo soy pájaro libre, no va a ser posible.

El muchacho: lástima.

Stop.

 

Fotos de familia

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Un comentario el “Carnaval en El Alto, de pura casualidad

  1. Mercedes dice:

    Qué suerte!! Me parece que estas conociendo a gente estupenda.

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